Psicólogo especializado en asexualidad: Un espacio seguro para ti

Imagina que vives en un mundo donde todos, absolutamente todos, están obsesionados con un deporte. Da igual cuál: fútbol, ajedrez extremo… La cuestión es que cada conversación, cada película, cada canción, cada maldito anuncio de refrescos gira en torno a lo mismo. Todos asumen que te apasiona. Que, por supuesto, quieres jugar. Que si no lo haces es porque no has encontrado el «equipo adecuado».

Pero tú… tú no sientes nada. No es que odies el deporte, simplemente no te mueve. No entiendes por qué todos hacen tanto escándalo con algo que a ti te deja frío. Y, lo peor, cuando intentas explicarlo, te miran como si acabaras de admitir que comes sopa con tenedor.

Ser asexual en una sociedad que tiene el sexo en un pedestal es un poco así. Es vivir en un mundo donde las historias de amor siempre incluyen escenas de cama, donde la pasión carnal es sinónimo de felicidad, donde no querer acostarte con alguien se ve como un problema a resolver y no como una identidad válida. Es escuchar, una y otra vez, que «ya encontrarás a la persona adecuada» o que «debes de haber pasado por un trauma». Es tener que justificar, explicar y, a veces, dudar de ti mismo solo porque no encajas en el guion que los demás dan por hecho.

Y aquí está la trampa: no es que tú seas el problema. No eres un error del sistema. El sistema simplemente no está diseñado pensando en ti. Como un cine que solo proyecta películas en 3D y no tiene gafas para los que ven en 2D. Como una fiesta donde todos bailan salsa y tú solo querías sentarte y disfrutar de la música sin que te arrastren a la pista.

Así que, si alguna vez te has sentido así, que sepas esto: no estás solo. No eres raro. No necesitas «arreglarte». Y, sobre todo, no tienes que encajar en un molde que no fue hecho para ti. No hay nada de malo en no jugar al juego si simplemente no te interesa. Porque la vida tiene muchísimos más colores que los que nos quieren vender en blanco y negro.